lunes, 26 de mayo de 2008

Maestro, ¿Quiere jugar?

Eran las doce menos cuarto y seis boludos con ganas de jugar un rato al fulbo nos mirábamos las caras, esas que expresaban la exacta combinación de bronca, tristeza y alegría. Teníamos 4 autos para ir, como nunca en la historia de esta trabajada institución, era más fácil poner una concesionaria que armar un equipo de fútbol. Tecnología en mano, nos dispusimos a buscar hasta el mas difícil de encontrar, como será que yo pensé durante todo el partido que el pibe ese que jugaba de 7 lo habían encontrado en la calle, en el camino y lo habían invitado a jugar. Así armamos el sábado, nada que ver muchachos, ¿no les parece?
No importa. Sábado doce del medio día y el vaso estaba a medio llenar. Palabras de un viernes a la noche (ver “Anoche me llamó el Memo) que se llevó aquel viento de este otoño desubicado y se olvido ese renglón caluroso, me mostraban una realidad distinta pero cada vez mas agradable. De los seis boludos del principio, pasamos a ser 9, increíble pero real, creo que si teníamos el teléfono de Francescoli o de Mirtha Legrand los invitábamos a jugar. Ya no teníamos más a quien llamar. El señor que cuidaba los autos, ahí en el estacionamiento del museo, estuvo a esto, de ponerse la verde y azul, mire lo que le digo. Pero bueno, 9 caballeros “boludos” emprendían la hazaña de un empate milagroso.
Llegamos 35 minutos tarde, para esto, los organizadores nos habían llamado ya dos veces y las excusas se agotaban en ese descontento contextualizado de amargura y nerviosismo. Arribamos al predio y nos recibieron como a Palermo en la cancha de River.
Los rivales esperaban hacia 45 minutos, eran como 19. Pedimos disculpas por la demora y nos dispusimos a jugar. Imagínese señora como armamos ese equipo, ni tiempo a elegir cara o seca tuvimos. El único que sabia a donde pararse era el Memo, los demás éramos un puñado de dados recién salidos de un cubilete.
Para que le voy a seguir contando, me imagino que se imagina el final, esto no es Holywood ni mucho menos, Argentina, y jugamos en Villa Esquiú. Perdimos 4 a 0. Si señor, pero con la frente en alto. Como siempre.
Ah, me olvidaba de contarle, el décimo era amigo de uno, no era el que pasaba y lo cargamos como pensé yo. Aclarado el tema, el sábado jugamos de vuelta y me pregunto antes de irme a dormir ¿eso de juntarnos en la puerta de un museo, será signo de que quedaremos en la Historia?
¿Hola Susana? Te estamos llamando… ¿Te pasamos a buscar?

3 comentarios:

CS dijo...

pongan huevo culiado's jaja

May dijo...

Mucha risa. Mandioca esta en mi lista de blogs amigos... Es nesario eso de la verificacion de palabra?

Beso!

Anónimo dijo...

Be more informative with your topics.